jueves, 5 de marzo de 2015

Doble comienzo: doble locura.-

Los comienzos para mí suelen ser muy esperados. Suelo ser muy entusiasta y positiva al respecto. Empiezo con pilas. No me quejo. Los años escolares son estresantes y te consumen mucha energía por lo que los primeros días llegás a casa como si te hubiese pasado un camión por encima y después para rematarla un fitito. La docencia es así. Como los chicos. Hermosa, aventurera pero consumidora enrgética. No te sirve ni el Gener Day ni el Speed.
Este año le sumamos dos factores a este nuevo año lectivo que comenzó:
1- Marido trabaja doce horas: Marido no sirve ni de trapo de piso (lo pasás y se te deshilacha).
2- El niño empieza sala de dos. Punto. No hay nada que agregar.
Descarten todo tipo de posibilidad de sufrimiento al despegue. Todo lo que lean de ahora en más no tiene nada que ver con esto. Ya lloré antes. Ponele en Diciembre. Ya hice el duelo, chicos.
Acá el key de la cuestión es que el día tiene 24 horas y los seres humanos tenemos dos brazos. Algunos dicen "si el día tuviera más horas, tampoco alcanzaría porque lo llenaríamos de cosas". No sé. A mí 4 horitas más me vendrían como anillo al dedo. Y dos brazitos anexados tipo robot ni te cuento.
Para empezar, las primeras semanas en las que no cumplía horario fijo el problema era dónde dejarlo y con quién. Una vez resuelto era llevarlo, levantarlo (hacerlo entrar en ritmo), entrar yo en ritmo, y calcular que para el mediodía lo tenía que ir a buscar. Nunca tuve tantos nervios como en esa semana. Toda la responsabilidad era mía. Y no les conté los berrinches y mi descompostura. Parace una pavada, chicos, pero cargar los 15 kilitos y hacer combinaciones de horarios, reuniones y colectivos más salir demi amada aire acondicionado fue un cachetazo a la realidad.
Después, el tiempo para trabajar. A Santiaguito le encaaaaaantan los libritos que usa mami. Qué diver!!!! a eso sumemoslé que nadie se había dado cuenta que yo había empezado a trabajar. Maridito cayó después de unos días al ver las ojeras de su mujer. Gracias a Dios que tengo un marido observador.
Y lo más divertido de tooooodo, fueron las 700 reuniones del cole de Santi (que ya los estoy amando igual). Me dieron la lista hace dos semanas. Todavía me queda más de la mitad. Menos mal que ellos sí son organizados.
Para sumar algo más al combo, la casa. Es una villita, chicos. Yo le pongo onda pero no lo logro. Factor decimo cuarto, la perra. Ya la conocerán. Un desquicio como todos los integrantes de esta casa.
Empezé desorganizada. No me quiero imaginar cuando tenga que tener el uniforme siempre listo, llevar materiales y cuando lo lleve todas las mañanas. Menos mal que por 15 días se encarga mi maridito. Creo que sino me presentarían como la Mami Cuelgue. Mínimo.

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